Un algoritmo es un conjunto finito de instrucciones o pasos que sirven para ejecutar una tarea o resolver un problema. La palabra algoritmo deriva del nombre del matemático árabe Al-KhwarizmI..
Generalmente los algoritmos se presentan a diario con las diversas vivencias de las personas,todo lo que nos rodea es siempre una secuencia de pasos que nos llevan a realizar nuestras labores en ocaciones ordenadamente.
En la vida cotidiana empleamos algoritmos en multitud de ocasiones para resolver diversos problemas, como por ejemplo para poner una lavadora (conjunto de instrucciones pegadas en la tapa de la máquina), para tocar música (partituras), para construir un aeroplano a escala (expresados en las instrucciones), para hacer trucos de magia (pasos para hacer el truco) o, incluso, para hacer recetas de cocina (pasos de la receta). Otros ejemplos, como el algoritmo de la división para calcular el cociente de dos números o el algoritmo de Euclides para calcular el máximo común divisor de dos enteros positivos pertenecen al ámbito de las matemáticas. Obsérvese que todos estos ejemplos de algoritmos se hacen desde la noción de programación imperativa; sin embargo, existen otros paradigmas como el de la programación funcional en las cuales los ejemplos de algoritmos y la implementación de los mismos puede cambiar.
Los programas son algoritmos codificados con un lenguaje no ambiguo cuya sintaxis y semántica "entiende" el ordenador. Hay muchos lenguajes de programación de ordenadores, entre ellos, Lexico, Fortran, Pascal, C.
Así pues, si queremos que un ordenador efectúe una tarea, primero debemos descubrir un algoritmo para llevarla a cabo; programar el algoritmo en la máquina consiste en representar ese algoritmo de modo que se pueda comunicar a una máquina. En otras palabras, debemos transformar el algoritmo conceptual en un conjunto de instrucciones y representar estas últimas en un lenguaje sin ambigüedad.
Gracias a la capacidad para comunicar nuestros pensamientos mediante algoritmos, podemos construir máquinas cuyo comportamiento simula, en alguna medida, la inteligencia. El nivel de inteligencia que simula la máquina está limitado por la inteligencia que podamos comunicarle por medio de algoritmos. Las máquinas sólo pueden realizar tareas algorítmicas. Si encontramos un algoritmo para dirigir la ejecución de una tarea, podemos construir una máquina para llevarla a cabo siempre que la tecnología haya avanzado lo suficiente. Si no encontramos un algoritmo, es posible que la ejecución esté fuera de las capacidades de las máquinas.
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